© Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com


DOCUMENTOS DE PENSAMIENTO LESBOFEMINISTA

Cuando quiero decir lo que miro en mi realidad cotidiana, me busco en un lugar distinto. Yo que hablo una lengua de mujer, nos reconozco, me reconozco en la ovarimonia, en la palabra dada por las mujeres a partir de la experiencia que pasa por nuestras cuerpas y desde nuestros pensamientos y ejercicios reflexivos, aquella que no necesita ser validada desde la lógica y la razón que rigen hoy a un sistema mundo que no es nuestro.


viernes, 4 de septiembre de 2015

LAS OREJAS DE ORIANA

© Patricia Karina Vergara Sánchez

pakave@hotmail.com

(2000) 

Oriana es perfecta, hermosa, sana, completa, lista, maravillosa. Tiene los ojos vivarachos, respondones y brillantes. Acaba de cumplir un año y, por supuesto, se trata de mi hija.

Cuando vamos por la calle la gente la mira y le sonríe, le hablan y la acarician. Yo soy un pavo real ante tanta ternura. El inconveniente regularmente parece ocurrir como un desfase, algo que de pronto hace pasar de la sonrisa a un cejo levemente fruncido cuando miran sus orejitas. A diario escucho comentarios:
-¿Cómo aún no le han perforado las orejas?-
- Le va a doler cuando le pongan sus aretitos-

A ver, a ver. Estas letras son para dejar algo en claro: ¿Quién ha dicho que es obligatorio, indispensable o, vamos, en último caso, quién ha dicho que yo pienso agarrar cualquier tipo de instrumento y lacerar, marcándolo de por vida, el cuerpecito perfecto de mi hija, sólo porque pertenece al género femenino?

Parece un tema trivial en México eso de perforar el lóbulo de las orejitas de cualquier niña apenas nace. Es un hecho cotidiano en la cultura de nuestro país. Sin embargo, hay algo que no me convence…

Me han dicho que debo hacerlo para que se vea femenina. Pero, que yo sepa, pertenece ya al sexo femenino de forma implícita porque sus órganos reproductores le posibilitan a ser madre cuando sea adulta, si es que elige la maternidad. A ello se añaden condiciones de tipo hormonal, físico, emotivo y social; por lo tanto, no creo que el que sea femenina se defina por dos objetos que le cuelguen a los lados de la cabeza.

También me han dicho que es una forma de coquetería. ¿Coquetería de quién? ¿Mía, de ella? La palabra coquetería aparece en el diccionario de sinónimos junto a vanidosa, caprichosa, la que agrada…No tengo ganas de que mi hija agrade a todos y a toda costa. Ni que cumpla con los parámetros de lo que socialmente es hermoso o aceptable. Me interesa más que sea una humana completa física, psíquica y éticamente.

-Para que no la confundan con un niño- Es otro argumento que he escuchado. Pero, si todos los que la amamos sabemos de sobra a qué género pertenece. Además, irremediable y paulatinamente, lo descubrirá ella misma, con todas sus implicaciones. Qué demonios me importa lo que un desconocido llegue a asumir sobre su identidad.

¿Qué va a sentirse diferente a las demás niñas?
Bajo muchos de los parámetros y exigencias actuales que el patriarcado impone hoy a las niñas y jóvenes: Me alegro de esa pequeña diferencia.

El argumento chantajista de que se trata de preservar tradiciones, cultura, costumbres de nuestro pueblo es el que más me molesta. Como si dichas formas fuesen incuestionables. La responsabilidad que yo considero irrenunciable, es justamente el desafío a las tradiciones que mantienen distintas formas de opresión, sobre todo a las mujeres.

Hoy, ya ocurre en los pueblos que, de acuerdo a sus costumbres, desgraciadamente todavía, cercenan el clítoris de sus niñas, que cuando algunas mujeres se dan cuenta del horror que la mutilación implica desafían la norma y defienden la integridad del cuerpo de sus hijas y de otras.
Acá, la perforación lobular es una mutilación a menor escala, pero en el campo de lo simbólico, sigue siendo decidir sobre un cuerpo indefenso, sin respeto por esa persona, atentando contra él solamente por el gravísimo pecado de tratarse de un cuerpo de mujer.

No. No voy a perpetuar esa actitud sobre mi hija.

Finalmente: -Tanto que alegas y ella se va a perforar cuando sea mayor. Hasta tatuajes se va a hacer-, me dicen en tono de revancha.

Es cierto, puede suceder, puede perforarse orejas, frente, labios, nariz, pezones, y todo lo que quiera. Puede hacerse uno o muchos tatuajes que para ella dean decorativos de una parte o de toda su piel. Puede hasta realizarse extrañas cirugías como aquellas que parten la lengua en dos o modificarse las orejas hasta dejarlas puntiagudas como las hadas o los elfos, según una moda reciente. Puede que no ocurra nada de esto. Cualquiera que sea el caso: Oriana habrá elegido sobre su propio cuerpo, en libre uso de su derecho.



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